El creador de la corriente pragmática es el destacado filósofo norteamericano William James, a través del cual se funda el término "Pragmatismo". Otro de los fundadores del pragmatismo fue Federico Nietzsche, el cual afirmaba que, la verdad no es un valor técnico, sino que a su vez era una expresión para determinar la utilidad, pues según el, sirve para determinar el dominio y poder. Podemos ver también, como los sofistas influyeron indirectamente, en el mero arranque de la filosofía, sobre el planteamiento del pragmatismo. Estos se interesaban en orientar y forjar al ser humano a través del arte de la retórica. Los sofistas solían enseñar un saber a la vida pública, es decir, instruían para hacer política en el ágora, para que su opinión obtuviera criterio, aceptación y dominio en las discusiones, para resguardarse en los dictámenes. La función del conocimiento es buscar el triunfo en la vida política y a partir de esto, es entonces como adquiere un sentido pragmático.
El pragmatismo considera que el hombre no posee la suficiencia necesaria para comprender la esencia íntima de las cosas, pues la razón del ser humano es incapaz de darle una respuesta a los interrogantes metafísicos e ignora completamente resultados prácticos, vitales y creencias de las ideas.
Una de las características principales del pragmatismo es la de despojarse de las causas, principios y por el contrario, tomar como factor principal los efectos y resultados prácticos de las ideas. No tiene como propósito orientarnos a la realidad mediante el pensamiento de una sana y prospera sin tener en cuenta conceptos metafísicos, pues el pensamiento juega un papel importante dentro de la conservación de la vida del individuo. El pragmatismo afirma que el pensamiento sólo es verídico.
El pensamiento es como una función vital que tiene su papel en la conservación y preservación de la vida. Introduce un nuevo concepto de la verdad. Para el pragmatismo un pensamiento es verdadero cuando es útil y fomentador de la vida. Este pensamiento pragmatista se enmarca dentro de las filosofías de la vida para las cuales la vida humana es el valor cimero, siendo todos los otros valores medíos útiles para el fomento de la vida: la verdad es lo útil y conveniente al hombre; el conocer y el pensar son funciones al servicio de la conservación y promoción de la vida.